Desde que nacemos, nos topamos con una interminable serie de circunstancias irritantes, atemorizantes o atormentadoras. Situaciones como vivir en el hacinamiento, tener parientes críticos o la pérdida de seres queridos pueden desencadenar la hostilidad, la depresión y el resentimiento. O, ¿se puede usar estos mismos sucesos como catalizadores por medio de los cuales desarrollar nuestro potencial espiritual oculto!